Colectora, un proyecto de energía para la historia

Viernes, 01 de Septiembre de 2023

Sumario | Presentación de cómo una idea ambiciosa, concebida en la década pasada por la Unidad de Planeación Minero Energética (Upme), dio como resultado Colectora y fue interpretada por Enlaza, para emprender un camino que interconectará el potencial generador de energía eléctrica renovable de La Guajira, con el resto del país, y se convierte en eje fundamental de la transición energética en Colombia. 

  • Tras un minucioso proceso liderado por Enlaza, la empresa de transmisión de energía eléctrica del Grupo Energía Bogotá (GEB) encargada de Colectora, en el que contaron por igual factores técnicos, prediales, sociales y ambientales, el proyecto avanza por la ruta debida.
  • La línea de transmisión no solo conecta las energías renovables de La Guajira con el resto del país, sino que sintoniza a Colombia en el camino de la transición energética.

A mediados de la década pasada, la Unidad de Planeación Minero Energética, UPME, concibió la necesidad de construir una línea de transmisión para interconectar el potencial de generación de energía eléctrica renovable de La Guajira, con el resto del país.

Definió entonces un ambicioso proyecto, luego de hacer las respectivas mediciones, análisis y estudios técnicos, con el cual dio vida pronto al llamado proyecto Colectora.

“Hacia 2016 fue aprobado, y hasta ese momento, el departamento de La Guajira solo tenía redes para abastecer la demanda local, y no eran redes que estuvieran preparadas para conectar proyectos eólicos ni solares, como los que se empezaban a gestar en esa zona del país. Así que la conceptualización del proyecto estableció desde el inicio dos líneas de transmisión, desde La Guajira hacia el departamento del Cesar, para permitir así evacuar una cantidad significativa de energía”, afirma Javier Martínez, subdirector de Energía Eléctrica de la UPME.

El proyecto de transmisión energética convocó a las empresas líderes del sector en Colombia, así como algunas compañías internacionales y fue adjudicado por la UPME en 2018 al Grupo Energía Bogotá, hoy Enlaza (filial del GEB). Allí comenzó una historia retadora que debió tardar cinco años para definir un trazado definitivo y de paso convertir al proyecto Colectora en la columna vertebral del proceso de transición energética en el país.

De hecho, teniendo en cuenta de manera detallada e integral todos los factores técnicos, prediales, sociales y ambientales posibles, sus líneas de transmisión por fin acercan el recurso renovable a los centros de consumo, donde la demanda es muy alta, y aumenta.

Los desafíos que tienen que ver con la transmisión, dentro de la transición energética, son muy grandes. La transmisión es pieza fundamental de la red y es lo que soporta la entrega de la energía. Ahora, con la entrada progresiva de las fuentes renovables, solares y eólicas, principalmente, el sistema cambiará su comportamiento. Es natural, porque son fuentes variables”, explica Javier Martínez, de la UPME.

Pero cinco años después, posterior a la adjudicación, se inician las actividades constructivas, superando cualquier expectativa inicial. Aunque fue un quinquenio de trabajo ininterrumpido para Enlaza, filial del GEB especializada en transmisión y encargada de la ejecución del proyecto Colectora, donde se trabajó intensamente en el proceso de consultas previas, elaboración de estudios de impacto ambiental, gestión predial, diseños, adquisición de suministros y muchas otras actividades relevantes. No obstante, se dieron situaciones que implicaron demoras, las cuales fueron en su totalidad exógenas, es decir, por causas fuera del control del desarrollador del proyecto.

No obstante, permitieron entender el territorio y la complejidad de este tipo de procesos y sus implicaciones, y dejaron grandes lecciones para todos hacia el futuro.

Con toda la energía

La historia del proyecto Colectora a 500 kilovoltios (kV), no tiene antecedentes, y está marcada por el contexto en el cual surge, pues responde a un mercado acostumbrado a la generación de energía tradicional, a través de grandes y medianas centrales hidroeléctricas con tiempos significativos de desarrollo (entre 5 y 10 años) y uno que otro proyecto de generación térmica. Actualmente se da un surgimiento de pequeñas plantas de generación de energía renovable, obtenida de fuentes variables naturales y que se desarrollan en tiempos muy cortos (entre 2 y 3 años), lo cual impone un reto adicional a la transmisión para desarrollarse de manera oportuna y poder llevar esa energía a los centros de consumo.

Esta última tendencia tomó fuerza y recibió incluso el impulso adicional de la Ley 1715 de 2014, que reguló la integración de las energías renovables no convencionales al sistema energético nacional, y estableció incentivos tributarios para su aprovechamiento.

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Frente al nuevo entorno del mercado, no solo nacional sino mundial, que empezaba a pedir energías más limpias, en defensa del planeta, la realidad mostraba un potencial enorme de generación en Colombia, con interesantes recursos eólicos, fotovoltaicos solares y geotérmicos, entre otros, destacados por especialistas y académicos.

Pero esa realidad, tal como sucede en el resto del mundo, contrastaba con la dificultad para conectar las fuentes de la nueva energía con los grandes centros de consumo, es decir, con la demanda. Y ante ese panorama, las redes de transmisión de energía eléctrica adquirieron un rol fundamental como encargadas de unir los recursos energéticos ubicados en zonas aisladas con los centros de consumo a través del sistema interconectado nacional.

Bajo ese criterio es que la UPME definió el proyecto Colectora desde el inicio, para conectar las redes de energía eólica presentes en La Guajira. Sin embargo, sólo empieza el proceso de convocatoria cuando siete de esos parques manifiestan en firme su interés en hacer parte de esta iniciativa, con lo cual en 2018 comienza esta historia adjudicada al Grupo Energía Bogotá.

“Los siete parques eólicos que en este momento se están construyendo en La Guajira generarán 1.050 megavatios, que equivalen a cerca del 10% de la demanda de energía eléctrica del país y serán conectados a través de Colectora al Sistema Interconectado Nacional (SIN)”, afirma Juan Jacobo Rodríguez, director de Planeación de Enlaza.

Desde 2018, todas las áreas relacionadas con este importante proyecto pusieron sus baterías en Colectora, a pesar de las dificultades que surgieron en el proceso y que incluyeron varias circunstancias. “El reto principal, para nosotros, era poder ir avanzando en una ingeniería de detalle; pero que dependía de ingresar al territorio, desarrollar estudios de campo, tener el aval de las comunidades para poder avanzar, cumplir parámetros ambientales y hacer todo eso en los tiempos estimados, mientras se contratan los suministros. Eso requiere una gran coordinación, una gran planeación y un seguimiento permanente para solucionar los inconvenientes que se vayan presentando sobre la marcha”, comenta Carlos Gómez, coordinador de líneas de Enlaza.

De hecho, para llegar a este punto ha sido necesario sortear innumerables situaciones, no solo de carácter técnico, relacionado con la infraestructura por implementar y los retos tecnológicos y logísticos que ello implica, sino por los grandes y nuevos desafíos de carácter predial, social y ambiental surgidos a lo largo del desarrollo del proyecto.

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“Hoy en día hay una serie de procesos que se deben respetar y se deben mejorar. Estos proyectos van a ser vecinos por toda la vida de las comunidades y qué mejor que haya una excelente relación entre las partes. Es fundamental entonces, para procesos similares posteriores, el acercamiento del Gobierno nacional hacia el territorio, llegar antes de adjudicar un proyecto, contar qué es lo que viene, cuál es el entorno, preparar a las comunidades, a la ciudadanía, a los grupos de interés y a las mismas autoridades, previamente”, reflexiona Javier Martínez, de la UPME.

La primera parte del proyecto, que va de Cuestecitas a La Loma, está en período constructivo. Allí, “además de respetar todos los asuntos y entornos técnicos, es fundamental la continuidad en el diálogo con las comunidades, tanto de parte de la empresa que lo está desarrollando, como del Gobierno nacional. Hay que generar confianza entre las partes, porque el desarrollo de estos proyectos tiene implicaciones, algunas ambientales, otras sociales, y los planes de manejo que hay detrás de esto se deben respetar de la mejor manera”, agrega Martínez.

Enlaza asumió cada tema directamente y uno a uno resolvió los asuntos que en su camino se fueron presentando, recorrió el territorio; definió, ratificó o modifico cada uno de los puntos de la red en el trazado, en la medida en que pudieran afectar o no a los habitantes de la región, y con paciencia, sorteó circunstancias de todo tipo, entre las cuales incluso debió afrontar situaciones que dilataron los tiempos estimados para iniciar el proyecto, incluida la pandemia del COVID-19, entre muchas otras.

“En un hecho sin precedentes, los colombianos podrán disfrutar de este recurso renovable en un futuro, a través de una línea de transmisión de alta tensión de 475 km.; que pasará por 14 municipios de los departamentos de La Guajira y Cesar; en dos tramos, uno de ellos entre la subestación Colectora (en Uribia) y la subestación Cuestecitas y el otro, entre la subestación Cuestecitas y la subestación La Loma, a través de 1.029 torres. Por su longitud y por la cantidad de energía eléctrica que transportará, Colectora es el proyecto más ambicioso desarrollado en el país en las últimas décadas y eje fundamental de la transición energética”, sentencia Juan Jacobo Rodríguez, director de Planeación de Enlaza.