Radiografía de un logro sin precedentes

Viernes, 01 de Septiembre de 2023

Sumario | Informe detallado del proceso de relacionamiento adelantado por Enlaza, del Grupo Energía Bogotá (GEB), con las comunidades por donde pasa el proyecto de transmisión de energía eléctrica Colectora, que trascendió lo obligatorio y con acercamientos uno a uno cerró en territorio un total de 235 consultas previas entre La Guajira y el Cesar, alcanzando un hito en el sector en Colombia.

  • La enorme diversidad cultural y social de los departamentos de La Guajira y el Cesar encontró un punto en común en Colectora, el proyecto que desde ya comienza a transmitir sus mejores energías al país, con 235 acuerdos con las comunidades circundantes más las 66 unidades territoriales, a lo largo y ancho de su recorrido.
  • El cierre exitoso de este proceso consultivo supera cualquier otro en el sector y resulta de establecer un relacionamiento particular con cada grupo étnico, que trasciende cualquier requisito formal obligatorio y que le ha permitido a Enlaza, del GEB, conocer y entender sus necesidades.

El 13 de noviembre de 2019 comenzó el proceso de Consultas Previas del proyecto Colectora, un mecanismo respetado en el mundo entero y que busca en este caso proteger el derecho fundamental de todos los grupos étnicos para participar y decidir sobre sus territorios.

Fue el inicio de un recorrido en el que Enlaza, del Grupo Energía Bogotá (GEB), decidió ponerse en los zapatos de las comunidades de la región y recorrer paso a paso con ellas sus territorios, para entenderlas, conocerlas y evaluar con cada una, los impactos negativos o los beneficios que podría traerles esta nueva infraestructura.

Para nosotros la consulta previa es un proceso, y no un resultado, por eso quisimos desde el inicio conocer más a fondo las realidades de cada comunidad, acercar a las personas y buscar de manera conjunta soluciones y caminos en busca del bien común, dada la naturaleza del territorio, diverso en múltiples aspectos”, afirma Carol Varela, gerente Social de Enlaza, del GEB.

Los acuerdos con las comunidades incluyeron, por eso, y como hecho histórico, el trabajo en cada una de ellas, en sus territorios, tanto con sus autoridades tradicionales como con sus autoridades ancestrales. Es decir, con la autoridad reconocida por la misma comunidad. “En consecuencia, la empresa brindó al proceso no solo la seguridad jurídica necesaria sino también, una muy valiosa seguridad social”, agrega Varela, de Enlaza.

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De hecho, es importante anotar, el 100% de estas comunidades está certificadas, por la Dirección de la Autoridad Nacional de Consulta Previa, del Ministerio del Interior, que fue parte fundamental en este proceso.

Bajo ese criterio permanente del manejo transparente de la información, la empresa fue construyendo poco a poco un relacionamiento genuino con las comunidades, a partir del objetivo común de consolidar un proyecto para mejorar la vida de la gente, que de una u otra forma habitaría el camino de Colectora.

Cuarenta y cuatro meses después del inicio de las consultas previas, en julio de este año, el sueño se hizo realidad. Enlaza, del Grupo Energía Bogotá (GEB), anunció la protocolización de los históricos 235 acuerdos. Un auténtico hito, que vale la pena conocer en detalle.

Momentos clave

A finales de 2019 arrancó este proceso consultivo en La Guajira, con la natural expectativa creada por la presencia de los funcionarios del Grupo Energía Bogotá en la región, sumada a la magnitud del proyecto. Sin embargo, no alcanzaron a pasar cuatro meses y el país entró en emergencia sanitaria: la pandemia del COVID-19 llevó al confinamiento obligatorio.

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“El proceso avanzaba a buen ritmo, con autoridades, con socializaciones, y de repente tuvimos un freno de casi nueve meses. Nos concentramos en cuidar a la gente de las comunidades; entonces hicimos también con ellas, todas las adecuaciones de protocolo, logística, distanciamiento social, difusión de nuevas formas de socializar y cambiamos la metodología para cuidar a las personas, que era lo más importante. Porque al final, nosotros éramos el factor externo en su territorio”, recuerda Carol Varela, gerente Social de Enlaza.

La empresa sumó al reto mantener el relacionamiento en el periodo de aislamiento, a través de llamadas, mensajes de texto y whatsapp, teniendo en cuenta que la mayoría de las comunidades no manejaban computador ni internet.

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El proceso consultivo siguió avanzando, después de superar las dificultades propias de la pandemia, afrontando externalidades múltiples como cambios de autoridades, choques culturales, problemas estructurales de tiempo atrás en los territorios y hasta conflictos entre las mismas comunidades, lo que hizo necesario replantear muchas actividades sobre la marcha y dejó entrever la complejidad del proceso y el tamaño de los retos por venir.

“Recibimos Colectora con 92 conflictividades, que no tenían que ver con el proyecto, sino que eran propias de lo cultural, de sus diferencias interclaniles o intraclaniles, de temas de representatividad. Conflictos con los que ellos vienen conviviendo. No obstante, hicimos una gestión del conflicto que nos permitió seguir el proceso, generar espacios de diálogo e incluso, tener la satisfacción de ver comunidades que antes no se hablaban, sentadas en el mismo lugar”, agrega la gerente Social de Enlaza, Carol Varela.

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El equipo social y de relacionamiento de la empresa, en la medida en que avanzaba el proceso consultivo en los territorios, estrechaba más las relaciones con cada comunidad. “Es gratificante sentir cuando llegas, que te perciben como un amigo en territorio y saber que somos su apoyo. Hubo conflictos y diferencias en el proceso, pero nos conocimos y engranamos un trabajo que dio frutos. Lograr esa confianza genuina con ellos ayudó mucho al resultado”, comenta Eliana Iguarán, líder de relacionamiento de Enlaza, para la regional Norte.

La complejidad del proceso con las comunidades terminó siendo la mejor oportunidad para profundizar el relacionamiento con cada una de ellas, y mejorarlo. Esta sorprendente, y enorme, diversidad cultural en la región aledaña a la futura línea de transmisión, llevó a la necesidad de conocer más sus culturas, costumbres y anhelos. A partir de la presencia directa en territorio, conviviendo con cada grupo étnico, el acompañamiento fue permanente y cercano.

Al respecto se refiere Betty Granadillo, gestora social wayuu. “Representamos a la empresa, generándole confianza a la comunidad, en un proceso que nos permite enseñar y entender la cultura para la empresa, y enseñar y entender el proyecto Colectora, para las comunidades wayuu del área de influencia”.

“Para mí como wayuu, como profesional y como persona, ha sido una gran experiencia. Soy del sur del departamento, y vine y me impregné con las costumbres de las comunidades de la media y de la alta Guajira, así que me ha dado mucha satisfacción todo este proceso, que me permite ser imagen de la empresa Enlaza en territorio, ante mis hermanos wayuu”, agrega Fabricia Peláez Epiayú, gestora Social para el proyecto Colectora.

La interculturalidad fue siempre un tema prioritario para la empresa de transmisión del Grupo Energía Bogotá, que tuvo clara su importancia para garantizar la sana convivencia con cada una de estas comunidades, como factor determinante en esta relación de largo plazo que incluyó acercamientos genuinos con los pueblos koguis, arhuacos, wiwas y kankuamos, de la Sierra Nevada de Santa Marta, con pueblos yukpa, y con los consejos comunitarios afrocolombianos localizados en La Guajira y Cesar.

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“Más que cumplir el requisito, en ese proceso buscamos ir tejiendo el relacionamiento adecuado con las personas. Era una oportunidad de ver cuáles eran sus temores y expectativas, reales o falsas, frente al proyecto. Entendimos pronto que todos los pueblos son diferentes y que nuestro reto era tener un diálogo intercultural y un relacionamiento no solo en clave del desarrollo del proyecto sino poder estar de forma permanente en su cotidianidad logrando generar confianza y espacios de diálogo permanentes”, anota Carol Varela, de Enlaza del GEB.

Con ese esmero, los funcionarios de la empresa trabajaron día a día en la región para conocer a fondo cada cultura, sus costumbres y características. Con las comunidades de La Sierra Nevada, por ejemplo, “identificamos primero las que podían ser impactadas de alguna manera por el proyecto; y luego, vino un proceso previo de relacionamiento y generación de confianza largo, de casi cuatro años y cuatro meses efectivos de consulta. Pero valió la pena, porque la construcción conjunta con ellos para conocer sus puntos sagrados y afectaciones previstas e nos condujo a los acuerdos que nos permiten ahora tener esa viabilidad”, agrega Varela, de Enlaza.

Aunque el proceso tuvo momentos difíciles, y se presentaron diferencias que en ocasiones parecían insalvables, la buena actitud de las comunidades, sumada a la disposición permanente de la empresa encargada del proyecto, para encontrar caminos y soluciones acordes a cada punto de discusión, permitió superar los inconvenientes.

Hasta malos entendidos adornaron una charla acalorada, en la que un vocero de la comunidad exponía con vehemencia sus puntos de vista, mientras, atónito, el equipo de Enlaza esperaba que terminara su discurso para entender que en realidad sus palabras, en wayuunaiki, la lengua de los wayuu, sólo traían gratitud.

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“Valoramos todo el ejercicio con los diferentes grupos étnicos, los wayuu, los yukpa, los pueblos de la Sierra, los consejos comunitarios, porque siempre hubo voluntad de diálogo de las dos partes y apoyo del gobierno. Agradecemos a las comunidades esa disposición al diálogo y su retroalimentación oportuna para encontrar el mejor camino”, sostiene Fredy Zuleta, gerente General de Enlaza, del GEB, filial encargada de construir los proyectos de transmisión de energía y gestionar los activos en operación del grupo.

Eso permitió alcanzar un resultado histórico de 235 consultas previas, a través de un recorrido de 475 kilómetros, que pasará con la mejor energía por los municipios de Uribia, Manaure, Maicao, Albania, Riohacha, Distracción, San Juan del Cesar, Villanueva, Urumita y La Jagua del Pilar, en La Guajira; y Valledupar, La Paz, Becerril y el Paso, en el Cesar.

“Entendimos que el proyecto teníamos que hacerlo juntos comunidad, empresa y gobierno, aprendimos y nos adaptamos, en medio de la convivencia con cada comunidad. Eso nos permitió llegar a un número histórico de consultas previas, pero más que eso, de acuerdos directos entre ambas partes. El relacionamiento debe continuar y la empresa está comprometida con ello y con cada uno de los acuerdos firmados”, anuncia Carol Varela, gerente Social de Enlaza.

Ahora el compromiso es mayor, pues a pesar de la magnitud del proceso consultivo realizado, los acuerdos son apenas un primer paso y dependen nuevamente de las partes, ya que el siguiente gran paso de Colectora será el cumplimiento fiel de los acuerdos, por parte de la empresa y de las comunidades, en un contexto donde ahora más que nunca la institucionalidad, representada en el Gobierno, deberá cumplir el papel protagónico que merece esta historia.

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