Integridad que genera valor: el retorno estratégico de una cultura de cumplimiento en el sector energético
Miercoles, 06 de Agosto de 2025
Por: Luz Elena Díaz García, oficial de Cumplimiento Enlaza Grupo Energía Bogotá.
Apalancados en nuestro valor corporativo de integridad y en el marco de nuestra iniciativa de Transformación Cultural “Conectando con Integridad”, como Oficial de Cumplimiento de Enlaza Grupo Energía Bogotá, en conjunto con nuestra área de Comunicaciones, hemos creado esta saga editorial denominada “Integridad que genera valor: el retorno estratégico de una cultura de cumplimiento en el sector energético”, a través de la cual buscamos profundizar en diferentes aspectos, sobre la relevancia e importancia de los programas de ética y cumplimiento en el mundo corporativo.
El sector energético en América Latina desempeña un papel estratégico en el desarrollo económico de la región. Sin embargo, su alta exposición a riesgos regulatorios, ambientales y de cumplimiento, tales como fraude, soborno, corrupción, lavado de activos y financiación del terrorismo, entre otros, lo convierten en un blanco atractivo para actividades ilícitas que pueden comprometer tanto la reputación como la sostenibilidad de las empresas.
Ante este panorama, la implementación de programas de ética y cumplimiento no es solo una obligación legal, sino una ventaja competitiva, ya que estos se convierten en una herramienta fundamental para que las empresas puedan anticiparse a riesgos, fortalecer la confianza de los inversionistas y garantizar relaciones transparentes con gobiernos, comunidades y otros actores clave, convirtiéndose en una inversión estratégica con retornos tangibles en reputación, competitividad y valor empresarial.
Los programas de ética y cumplimiento forman parte del pilar “G”, de ESG (Environmental, Social and Governance), el cual se refiere a la gobernanza y tiene en cuenta las operaciones internas de una organización, junto con su ambiente corporativo. Este pilar implica la estructura de gobierno, las políticas, los procesos y los sistemas que utiliza una organización para tomar decisiones, gestionar riesgos y asegurar la transparencia. Lo anterior, resalta la relevancia de los programas de ética y cumplimiento, los cuales tienen como objetivo propender por el actuar ético y legal de las organizaciones.
Estudios de Harvard Business Review han demostrado que las empresas que implementan programas robustos de ética y cumplimiento logran un desempeño financiero superior al de sus pares, lo que se traduce en un 9% más de rentabilidad a largo plazo (cifra promedio). A su vez, según un estudio realizado en 2022 por Harvard Business School, las empresas con altos puntajes en ESG (Environmental, Social and Governance), incluyendo buen gobierno corporativo, muestran un retorno financiero superior en el largo plazo.
Estudios recientes de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) muestran que las compañías en Latinoamérica que reportan su gestión ambiental, social y de gobierno corporativo, de forma transparente, y cuentan con certificaciones reconocidas en esta materia, logran reducir su costo de financiamiento y acceder a mejores condiciones de crédito.
• Prevención de sanciones y pérdidas económicas por incumplimientos normativos o actos de corrupción.
• Mejora de la reputación corporativa, clave en un sector altamente visible y regulado.
• Atracción de inversión extranjera, especialmente de fondos que priorizan criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza).
• Fortalecimiento de la cultura organizacional, promoviendo la integridad y la responsabilidad en todos los niveles.
• Mayor eficiencia operativa, al reducir riesgos y sanciones y optimizar procesos internos.
En un entorno donde la transición energética y la sostenibilidad son prioridades globales, las empresas del sector energético en América Latina tienen la obligación de liderar con el ejemplo. Apostar por la ética y el cumplimiento no solo protege a las organizaciones, sino que también impulsa un desarrollo más justo, transparente y sostenible para toda la región.
En síntesis, estas ventajas competitivas no son producto del azar: surgen de la adopción de las mejores prácticas de gobierno corporativo y cultura de integridad. Los colaboradores y administradores de las organizaciones son actores fundamentales en la construcción y puesta en marcha de los programas de ética y cumplimiento. Su actuar diario, su compromiso con los valores corporativos, y su deber de reportar las irregularidades y/o conductas antiéticas, traducen la cultura corporativa en acciones reales y sostenibles.
Acompáñanos en nuestra próxima edición, para continuar entendiendo cómo la integridad se convierte en un generador de valor estratégico en el sector energético.