Travesía a nuestras raíces

Jueves, 06 de Febrero de 2025

Sumario | Un viaje por Putumayo, Cauca y Nariño revela la influencia social y ambiental de los proyectos de Enlaza, del Grupo Energía Bogotá, mostrando la convivencia armónica con comunidades y la transformación de territorios, destacando el diálogo intercultural con comunidades étnicas, campesinas e indígenas y la construcción de relaciones a largo plazo.

 

Como parte de nuestro compromiso con el desarrollo sostenible, durante cuatro días nos aventuramos a recorrer el sur del país, específicamente los departamentos de Putumayo, Cauca y Nariño, en busca de nuestras raíces como empresa de diseño, construcción y operación de infraestructura de transmisión de energía eléctrica. Hicimos este viaje para compartir cómo ha sido nuestro relacionamiento en términos sociales y ambientales con los territorios, en los proyectos de expansión más longevos de nuestra infraestructura: Interconexión con Ecuador y Mocoa-Jamondino.

Estos proyectos marcaron nuestros primeros pasos en el relacionamiento con comunidades étnicas, campesinas e indígenas fuera de Cundinamarca. Con estas comunidades, iniciamos un valioso aprendizaje que nos enseñó a ver y respetar una visión más holística de la interconexión entre el ser humano y la naturaleza, así como su profunda conexión con la cosmogonía ancestral.

 

Capítulo 1 | El sabor del campo: un sancocho que sabe a convivencia.

Nuestro primer día nos llevó a Santa Rosa, Cauca, específicamente a la vereda Verdeyaco, donde la familia Titimbo Muñoz nos esperaba junto a la torre 413 de la línea Betania-Jamondino 230 kV, parte del activo en operación que hemos denominado Interconexión con Ecuador. Allí, don Apolinar y doña Noris Mery han dedicado su esfuerzo a cultivar una huerta demostrativa llena de productos orgánicos como fríjol, zanahoria, repollo, habichuelas, tomate y cebolla, entre otros. La invitación se extendió hasta su casa, donde, al calor de las brasas, estos deliciosos alimentos recién cosechados se combinaron para ofrecernos una exquisitez típica de las familias colombianas: un delicioso sancocho de leña. El aroma de la leña ardiente, combinado con la frescura de los ingredientes y el perfume de las hierbas aromáticas, impregnó el ambiente, evocando inmediatamente la calidez de la tradición y el hogar.

 

 

Este momento compartido con la familia Titimbo Muñoz nos demuestra que nuestra infraestructura no solo es compatible con el progreso de las comunidades, sino que, en este caso particular, ha sido un motor para fortalecer su vocación agrícola. La convivencia entre la torre 413 y la huerta orgánica que cultivan en Verdeyaco es un claro ejemplo de cómo podemos integrar la infraestructura de transmisión con el entorno natural, permitiendo que los habitantes sigan aprovechando y potenciando los recursos de sus tierras. Nuestras torres pueden convivir armónicamente con las actividades locales, mientras promovemos un desarrollo sostenible y mutuamente beneficioso.

 

Capítulo 2 | Mocoa: Renacer después de la avalancha

Nuestro segundo día en Mocoa comenzó con el encuentro con Iván Muñoz, presidente de la Junta de Acción Comunal de la vereda San Antonio, quien nos relató la trágica avenida fluvio torrencial de 2017 (desastre natural), que devastó la subestación Junín y dejó una profunda huella en la comunidad de Mocoa, impulsando la construcción de la subestación Renacer como símbolo de resiliencia. A través de su testimonio, conocimos la historia de casi veinte años de relación entre el Grupo Energía Bogotá y la comunidad, una relación que se materializa hoy en la más reciente inversión de la compañía: un parque biosaludable, que ofrece espacios para el deporte, la recreación y el encuentro comunitario.

La construcción de la subestación Renacer no solo trajo energía a Mocoa, sino que también dio paso a un importante convenio de rehabilitación ecológica, ejecutado por Enlaza y Corpoamazonía, como compensación ambiental. Manuel Antonio Mueces, auxiliar técnico del Jardín Botánico del Centro Experimental Amazónico (CEA), nos mostró los resultados de este valioso esfuerzo.

 

 

Capítulo 3 | Oso Andino, de villano a héroe

Nuestra tercera jornada nos llevó a la vereda San Isidro, en San Francisco (Putumayo), un lugar donde la relación con el oso andino ha dado un giro inesperado. Los vecinos y asociados de Agro San Isidro, con una sonrisa y algo de picardía, agradecen al oso por los incidentes con su ganado. Aunque este majestuoso mamífero rara vez se alimenta de animales, hace algunos años fue sorprendido atacando algunas reses de la vereda. Ante la preocupación por la posible reacción de la comunidad, Corpoamazonía intervino y nos solicitó acompañarlos en la protección del oso, buscando evitar represalias que pusieran en riesgo a la especie.

Lo que surgió después fue aún más sorprendente: en lugar de simplemente cercar al ganado, la comunidad se organizó y propuso utilizar los recursos destinados por Enlaza para ello, en la construcción de una planta de tratamiento de leche, beneficiando al menos a 20 familias y fortaleciendo la economía local. "Gracias al oso, ahora tenemos nuestro propio emprendimiento", nos comentó uno de los vecinos. En San Isidro, el oso, antes visto como una amenaza, se ha convertido en un catalizador de progreso. Los vecinos compartieron con nosotros sus experiencias y nos invitaron a degustar una deliciosa aguapanela con queso, este último de sabor suave y textura cremosa, producto estrella de la asociación Agro San Isidro.

 

 

Capítulo 4 | Tejiendo lazos: un legado de dos décadas

El último capítulo de nuestra travesía nos condujo al encuentro con diversas comunidades indígenas, un espacio de profundo aprendizaje donde descubrimos cosmovisiones únicas sobre el mundo, la naturaleza y el progreso. A través de procesos de Consulta Previa, se establecieron acuerdos de compensación de la mano de estas comunidades, en donde se priorizaron las inversiones del Grupo Energía Bogotá, destinando recursos a proyectos de fortalecimiento de infraestructura, cultura y recuperación de prácticas ancestrales.

Dos décadas después, estas comunidades nos reciben con los brazos abiertos, compartiendo con alegría el impacto continuo de las inversiones y cómo su percepción de la empresa se ha transformado a lo largo de los años, pasando de la desconfianza inicial a una relación de mutuo respeto y colaboración. "Ahora vemos a la empresa como un aliado, que nos apoya en la conservación de nuestra cultura y el desarrollo de nuestros jóvenes", nos comentó Martha Quinchoa, rectora de la Institución Etnoducativa Rural Bilingüe Inga Iachai Wasi Carlos Tamabioy. Este diálogo intercultural ha sido fundamental para construir un futuro compartido.