Energía que conecta vidas y territorios en el corazón de Colombia
Miercoles, 14 de Mayo de 2025
Con más de 500 kilómetros de líneas de transmisión tendidas en el centro del país, los proyectos Norte y Sogamoso demuestran ser mucho más que infraestructura eléctrica. Son el reflejo de un nuevo modelo de desarrollo, donde la implementación de este servicio, la sostenibilidad ambiental, la inversión social y el respeto por la memoria cultural caminan de la mano. Una energía que conecta no solo territorios, sino también historias y esperanzas.
Los proyectos, de hecho, surgieron por la necesidad explícita de las autoridades nacionales en la materia, de expandir la red de transmisión de energía eléctrica en el país y garantizar así el acceso universal a dicho servicio público esencial. En esa línea, mientras el proyecto Norte hoy recorre 162 kilómetros entre los departamentos de Cundinamarca y Boyacá, pasando por 19 municipios; Sogamoso cubre 383 kilómetros, entre Santander, Boyacá y Cundinamarca, a través de 38 municipios.
Sostener este sueño energético ha requerido la instalación de más de 1.200 torres en esa zona del país, donde avanzan las dos iniciativas que lidera Enlaza, filial del Grupo Energía Bogotá, para el desarrollo de un territorio en el que habita la cuarta parte de la población colombiana (25% del total), y representa cerca de un tercio de la demanda (32%) de energía eléctrica nacional.
La región requiere, por tanto, obras de infraestructura acordes con sus dimensiones, que avancen además como un compromiso vivo con su desarrollo y donde, más allá de los números, su impacto real se sienta en el día a día. Y los proyectos Norte y Sogamoso cumplen con ello: mejoran la confiabilidad del sistema, reducen los costos para los usuarios finales y evitan la necesidad de recurrir a plantas térmicas contaminantes. En otras palabras, en un país en plena transición energética, estos proyectos serán puentes hacia una Colombia más sostenible y justa, llevando energía limpia y confiable para millones de personas.
Este tipo de proyectos busca garantizar la provisión constante de energía eléctrica en la región central del país; y Enlaza, desde el momento en que asumió su construcción, ha demostrado el compromiso que tiene con esa causa. De hecho, avanza día a día, a la mayor velocidad posible, para hacerlo realidad.
Y en esa dirección, la empresa ha entendido los múltiples factores que debe tener en cuenta para sacar adelante sus proyectos de transmisión de energía eléctrica en la zona. “Para construir los proyectos Norte y Sogamoso, encontramos grandes retos a partir de su topografía compleja, fuerte arraigo cultural, sus comunidades y riqueza natural, los cuales hoy defendemos con la mayor energía”, afirma Aldemar Garay, gerente de la regional Centro, de Enlaza.
Construir líneas de transmisión en un paisaje tan diverso y rico en biodiversidad, implica desafíos ambientales importantes. Desde el primer momento, Enlaza priorizó la prevención de impactos, y para tal fin diseñó rutas que evitan zonas de bosque de niebla, ríos y ecosistemas estratégicos, reduciendo así la necesidad de intervenir áreas naturales.
En consecuencia, a través de más de 70 trámites ambientales entre consultas de cambio menor y modificaciones de licencias, la compañía ha garantizado que cada decisión respete la vida que habita en el territorio. Programas como el monitoreo del mico nocturno (Aotus lemurinus) y la conservación del tigrillo lanudo (Leopardus tigrinus) son ejemplo de una nueva forma de construir: una que escucha al entorno.
Además, Enlaza ha sido pionera en el estudio del posible impacto de los campos electromagnéticos en las abejas, consciente de la importancia vital de estos polinizadores para la agricultura y los ecosistemas locales.
La llegada de estos proyectos a la región no sólo implica infraestructura. Enlaza, en trabajo conjunto con las comunidades, las autoridades locales, líderes sociales y ambientales ha impulsado más de 335 iniciativas de inversión social, jornadas comunitarias y acciones de viabilidad social.
Desde aulas interactivas en escuelas rurales; hasta la rehabilitación de vías terciarias; siembra con árboles nativos; iluminación solar de espacios comunitarios; mejoramientos de acueductos veredales y escuelas rurales; mejoramiento de salones comunales, y la construcción de parques infantiles y biosaludables comunitarios. Cada obra es una semilla de bienestar y prosperidad sembrada en el territorio.
El desarrollo de estas iniciativas, en el marco de programas como Energía para Aprender, Energía para el Bienestar y Energía que Empodera, han permitido fortalecer la educación, el acceso al agua potable y la infraestructura social en más de 50 municipios.
Parte de este trabajo también se refleja en los procesos de reasentamiento: 53 predios en Sogamoso y 16 en Norte han sido gestionados con respeto y sensibilidad, asegurando que se adelanten procesos de reubicación bajo los criterios de vivienda digna en línea con los derechos humanos, fomentando el incremento en su calidad de vida y propendiendo el acceso a medios de sustento.
Cada excavación para levantar una torre de energía eléctrica fue también una puerta abierta hacia el pasado. Gracias a un esfuerzo interdisciplinario, los proyectos han recuperado más de 741.000 elementos arqueológicos, principalmente fragmentos cerámicos y líticos, que ahora reposan en museos y centros culturales del territorio.
Una de las historias más conmovedoras se dio en Zipaquirá, donde se halló una estructura tejida de origen vegetal, un hallazgo excepcional en la arqueología colombiana. Su conservación ha exigido técnicas especializadas y ha abierto nuevas rutas para entender las tradiciones ancestrales de la región.
Además, en la primera fase del programa Mujeres al Rescate Enlaza, en Jesús María, Santander, las mujeres asumieron el liderazgo en tareas de rescate arqueológico, dentro de un gremio históricamente masculinizado. Su participación no solo desafió estereotipos, sino que visibilizó la potencia del enfoque de género en la protección del patrimonio. Estas acciones mostraron que el patrimonio no solo se cuida: también puede empoderar, abrir caminos y transformar realidades presentes desde una mirada inclusiva y equitativa.
Este programa continúa luego con su segunda fase, que inicialmente tuvo lugar en el municipio de Soacha, en Cundinamarca, donde el compromiso con la participación activa de las mujeres siguió siendo un pilar fundamental
Los proyectos Norte y Sogamoso avanzan con pasos firmes. Norte ya alcanza el 80% de su ejecución, mientras Sogamoso alcanza el 79%. Cada torre, cada kilómetro tendido, cada jornada social realizada, refuerza un mensaje claro: la energía también se construye con respeto, con diálogo y con futuro.
Así, mientras el acero de las torres sostiene los cables que llevarán luz, la confianza y el trabajo colectivo sostiene el verdadero espíritu de estos proyectos.
Porque en el corazón de Colombia, la energía es más que electricidad: es vida que se comparte, memoria que se honra y futuro que se construye en compañía.
Lo que se dice, nace del hacer colectivo.