Bonda – Río Córdoba: energía que transforma

Miercoles, 06 de Agosto de 2025

Sumario | Con un avance del 76%, el proyecto Bonda – Río Córdoba 220 kV toma forma en el Magdalena. La obra refleja un proceso que articula componentes técnicos, sociales y ambientales, y apuesta por una infraestructura que no solo conecta subestaciones, sino también valores, confianza y territorio.


Con cada avance, el proyecto Bonda – Río Córdoba 220 kV confirma que la energía es una herramienta de transformación, cuando la construcción se lleva a cabo con respeto y participación. Por ello, desde Santa Marta hasta Ciénaga, esta línea de 33 kilómetros sigue su camino, con un enfoque que pone a las personas y al entorno en el centro.

 

Técnica con compromiso

El proyecto registra un 76% de avance, cumpliendo para esta infraestructura con los hitos constructivos previstos y los más altos estándares técnicos, sociales, ambientales y de seguridad. “Bonda es resultado de una planeación detallada y un trabajo coordinado en campo”, afirma Diego García, gerente de proyectos de la regional Norte, de Enlaza:

Además, uno de los hitos más destacados en esta etapa ha sido el montaje helitransportado, una técnica que permite instalar estructuras en zonas de difícil acceso, minimizando impactos sobre el terreno y cuidando la seguridad del equipo.

Así avanza con altura el proyecto Bonda, que construye Enlaza:

 

 

Participación que fortalece vínculos

Desde sus inicios, el proyecto Bonda ha priorizado el trabajo con las comunidades del área de influencia. Con ese objetivo, ha ejecutado tres proyectos de inversión social voluntaria, con énfasis en el uso saludable del tiempo libre; la seguridad comunitaria, y la promoción de valores, como el respeto, la empatía y el trabajo en equipo.

Además, están en marcha seis nuevas iniciativas que buscan seguir fortaleciendo el tejido social, desde una mirada participativa y sostenible.

 

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La sostenibilidad como principio

El compromiso ambiental también es claro: el proyecto cumple de manera rigurosa con los lineamientos definidos por la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (Anla). En ese sentido, una de las acciones destacadas ha sido el rescate y mantenimiento de 400 epífitas, plantas sensibles al cambio de hábitat, que ahora crecen protegidas en viveros, esperando ser reintroducidas a su entorno natural.

Porque cuidar el territorio es también parte de cómo se construye la energía del futuro.