Transición energética, una carrera contra el cambio climático
Jueves, 06 de Febrero de 2025
La transición energética se ha convertido en uno de los desafíos más urgentes y complejos de nuestra era. A medida que los efectos del cambio climático se intensifican, el mundo enfrenta la imperiosa necesidad de transformar su modelo energético, abandonando gradualmente los combustibles fósiles en favor de fuentes renovables, limpias y sostenibles. En este contexto, son urgentes las estrategias y acciones por adoptar para hacer frente a los desafíos que plantea hoy la transición, la cual no debería ser solo viable ecológicamente, sino también justa y accesible para todos los sectores de la sociedad.
De hecho, en la carrera actual para contrarrestar los efectos del cambio climático, surge la transición energética como fórmula global donde la cooperación tiende a ser factor determinante de éxito para asegurar un futuro sostenible. Es decir, que generar y asumir esa consciencia debe ser el camino, e incluye a todos los actores del sistema.
Especialistas del sector consideran que, de ahora en adelante, las políticas energéticas no solo deben enfocarse en la transición hacia energías limpias, sino también en garantizar que sus infraestructuras sean resilientes a los efectos del cambio climático. Viene entonces un proceso de adaptación, que determinará su efecto.
Porque la vulnerabilidad de las infraestructuras energéticas es un hecho y, por tanto, implica de las organizaciones propietarias mejor preparación frente a fenómenos meteorológicos extremos, como huracanes o inundaciones, que están siendo más frecuentes e intensos debido al cambio climático.
Se requieren, por tanto, ajustes en las políticas y planes de energía, con base en la necesidad de adaptarlas a los cambios y desafíos climáticos, para garantizar que la transición energética no solo sea verde, sino también, resistente a los efectos por venir.
Para una transición energética efectiva y justa, la cooperación internacional es clave, especialmente en términos de datos, tecnología y recursos por compartir. Esto es esencial para mejorar en países como Colombia la precisión de las predicciones meteorológicas y la gestión de los riesgos climáticos.
No en vano, la importancia de contar de manera precisa con esta información es fundamental para tomar decisiones informadas sobre la gestión de las energías renovables, tales como la solar y la eólica, vitales en este proceso. Así, mediante la predicción precisa de patrones climáticos, es posible optimizar el uso de dichas fuentes de energía, que son elemento clave de la transición energética.
Por ello es muy importante, a su vez, evaluar el impacto del cambio climático en las fuentes de energía renovable, teniendo en cuenta la importancia de considerar cómo afecta esto la disponibilidad de dichas energías, dado que eventos extremos como sequías, tormentas y olas de calor impactarían en su generación y distribución.
Ahora el objetivo debe ser mejorar el acceso global a la información climática y meteorológica, lo cual es clave para el desarrollo de políticas energéticas adecuadas, la planificación de infraestructuras y la protección de las comunidades vulnerables.
“A medida que se expanden las energías renovables, aumenta también su dependencia de las condiciones meteorológicas y climáticas. En consecuencia, garantizar una transición energética sólida exige la generación de servicios meteorológicos, hídricos y climáticos integrados más avanzados”, afirmó Bárbara Tapia, coordinadora Técnica en Servicios de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), durante su intervención en el 29 Congreso de Energía MEM, realizado en noviembre en Cartagena. Y en ese sentido, agregó, “es esencial contar con una red de estaciones y fomentar el intercambio de datos en ayuda a la generación de servicios climáticos a la medida del sector energético”.
Con un efectivo y fluido intercambio de información climática especializada entre los países, la cooperación que ello genere favorecerá a todas las naciones, en especial las más vulnerables, permitiéndoles tomar decisiones basadas en evidencia y prepararse mejor ante cualquier riesgo climático por venir. Lo anterior, para bien del fortalecimiento de la capacidad de adaptación al cambio climático en la región.
Es necesario fortalecer la capacidad de los países, especialmente de América Latina, para adaptarse a las nuevas y cambiantes condiciones atmosféricas del planeta. Esto incluye la formación de técnicos y especialistas en el tema, así como la colaboración entre los sectores público y privado para construir resiliencia a nivel local y regional.
Las políticas del sector no solo deben enfocarse en la transición hacia energías limpias, sino también en garantizar infraestructuras adecuadas a los efectos del cambio climático. Es por ello esencial que los planes en este sentido incluyan estrategias de adaptación.
Y finalmente, es de suma importancia fomentar en los países -a todos los niveles- la educación y concienciación climática, hacia una sociedad que se conduela realmente por el comportamiento actual del clima y sus efectos, que afectarán en gran medida la provisión de energía en el planeta y que en el caso de Colombia deberá ser afrontada con procesos ágiles y efectivos, hacia una transición energética más efectiva y equitativa.