Cuando la belleza y la tranquilidad son, con energía, ´Para siempre’

Miercoles, 10 de Marzo de 2021

Catica Velásquez está tentada a cambiarle, después de 40 años, el nombre a su finca, la ‘Mientras tanto’, situada en la vereda Aguas Prietas, de Turbaco, un abrasador municipio a las afueras de Cartagena.

El nombre se lo puso junto con su esposo cuando, recién casados, compraron el predio, de unas 19 hectáreas y rodeado de árboles de mango, campanos, robles y diferentes clases de palmeras, que sirven para refugiarse del impasible sol del Caribe colombiano.

La idea, recuerda Catica –su nombre de pila–, era pasar algunos fines de semana y vacaciones, para salir de la rutina entre Cartagena y Turbaco. “Era venir por raticos, mientras tanto. Después la venderíamos”, afirma esta mujer de parla cadenciosa y envolvente.

Pero el tiempo paso, muchas cosas cambiaron y ‘Mientras tanto’ se convirtió para ella, primero, en un sitio de visita semanal, luego diaria y finalmente, permanente. “Creo –dice con sonrisa de bálsamo– que le voy a cambiar el nombre: le pondré ‘Para siempre’”.

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Lo de para siempre es porque no pretende salir de la finca, a la que está sumamente apegada y le dejará, con todo el amor, a su hijo único y dos nietos.

“Acá he hecho mi vida –apunta Catica–. La finca, los árboles y hasta el jagüey, que es donde toman agua las bestias que tenemos y los animales silvestres, están como desde el primer día que la compramos. Lo único diferente es la torre de energía que pusieron en la parte de atrás y los cables que pasan por allá arriba, pero la verdad, uno ni se da cuenta que están allí”.

A la torre que se refiere Catica es a la número 15 de la línea de transmisión eléctrica Cartagena – Bolívar a 230 kilovoltios (kV) que, junto con cables, fueron instados por Transmisión del Grupo Energía Bogotá (GEB) en 2017 y entraron en operación un año después, para mejorar la confiabilidad del suministro a los departamentos de la Costa Atlántica.

Esa infraestructura con la que convive, subraya Catica, no le causa ningún problema ni a las personas que habitan la finca y menos a los animales, que diariamente transitan por debajo de los cables y pasan cerca de la torre para acercarse al jagüey a calmar la sed.

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“No les afecta para nada; es como si la torre y los cables no estuvieran. Por el contrario, la presencia de esa infraestructura nos ha mejorado la calidad de vida, pues antes se iba la luz a cada rato y ya no, y tú sabes que en este calor, ajá, es cosa seria”, afirma Catica, de 62 años.

Incluso, ella cree que desde que Transmisión instaló le torre y pasó las líneas por encima de su predio hasta se ven más animales. El hombre que la ayuda a ella y a su hijo a estar al tanto de la finca dice que por el jaguey, cerca de la torre 15, se ven a veces algunas “babillitas y unos ponches (chigüiros)”, además de aves multicolores que llegan atraídos por la tranquilidad de la fuente agua.

“Una de las cosas más hermosas de ‘Mientras tanto’ es, en las mañanas, la algarabía de pericos y otros pájaros que llegan al jagüey al lado de la torre a cantar y despertar a todos –puntualiza Catica–. Ese es uno de los detalles que desde hace 40 años se ve en esta finca y que serán para siempre, como mi vida acá”.